jueves, 29 de marzo de 2012

Empire desvela los secretos del Space Jockey en Prometheus


"Desde el amanecer de la humanidad hemos debatido sobre las grandes preguntas. ¿Quienes sómos? ¿De dónde venimos? Y, la mayor de todas, la más existencialista, la que más nos hace dar vueltas a la cabeza: ¿Por qué estamos aquí?" 

Con esta fantástica entradilla de la revista británica Empire comienza el reportaje en exclusiva que la publicación dedica a Prometheus. Empire relata su vista a los estudios Pinewood y Sheperton, donde se ha rodado la película, en un acceso en exclusiva que revela algunos de los secretos de la película de ciencia ficción más esperada del año. 

Las existenciales preguntas sobre la humanidad llevan largo tiempo en la mente de Ridley Scott, tanto tiempo como años hace que rodó Alien y Blade Runner, cambiando con ambas obras el panorama de la ciencia ficción para siempre. Ya en Alien los espectadores se encuentran con el Space Jockey (jinete del espacio). A medida que los protagonistas avanzan explorando la nave que han encontrado siguiendo una señal de emergancia, se encuentran en una gran cámara, oscura y cavernosa, dominada por una especie de asiento de pilotaje, con el gigante esqueleto de lo que parece un piloto. Un esqueleto, petrificado, con un agujero en el pecho, como si algo lo hubiera atravesado luchando por salir de su interior. Sin embargo, nada más se supo de él. La trama no giraba en torno a este hallazgo, por lo que muchos espectadores se olvidaron de ello. 

Ridley Scott, no. 

Y treinta y tres años después, El director de Gladiador retoma las cuestiones suscitadas con el Space Jockey en su regreso a la ciencia ficción tras décadas triunfando en otros géneros. ¿Quién era el Space Jockey? ¿A dónde iba? ¿Qué carga llevaba? Pero, sobretodo, ¿qué diablos le pasó? Estas cuestiones impulsaron el proyecto, lanzaron el guión de Prometheus que Damon Lindelof recogió y retocó bajo la supervisión del propio Scott. Fueron estas cuestiones, y no la idea "muchas veces vista" de aliens persiguiendo y matando humanos, en palabras del propio Lindelof. 

Y ha sido durante una visita a los gigantescos decorados levantados para la película cuando Empire ha descubierto algo más sobre estos enigmas. Tras perderse por los decorados, inmensos, que obligaron a ampliar el estudio más grande de Europa (el denominado 007 stage, donde estos días se rueda Skyfall), Empire se encuentra con el Space Jockey cara a cara. "ahi esta la cara. Bueno, para ser más exactos, el casco. Un aparato que ayuda a nuestro amigo a respirar", describe el periodista. "Esta máscara esconde la primera sorpresa del filme" continua. "Esperáramos lo que esperáramos que fuera, no esperábamos que fuera una criatura grisacea, azulada, de casi tres metros de alto. Cara de desprecio y llena de cicatrices. Una cara humanoide, como la de cualquiera de nosotros. Una cara que lanza tantas preguntas como resuelve. Unas preguntas que son las que Prometheus realmente pretende resolver", concluye el redactor de Empire, dejándonos a todos con ganas de saber más. 

Y para ello, el equipo ha decidido utilizar el mito griego de Prometeo, un titán que robó el sol a los dioses para ofrecérselo a la humanidad. Por ello fue castigado a permanecer atado a una columna para la eternidad y, cada noche, un águila se comería su hígado, que después se regeneraría para sufrir el mismo castigo la noche siguiente. El personaje de Peter Weyland, fundador de la expedición y encargado de dar nombre a la nave se siente un poco Prometeo, robándole a los dioses para ofrecérselo a la humanidad. "Ahora somos nosotros los dioses", asegura en un video de márketing viral que apareció hace ya tiempo en Internet. Y, ¿qué pasa cuando se cabrea a los dioses o alguien se cree uno de ellos? 

Nada bueno. 

Y ese "nada bueno", ¿qué va a ser? ¿Aliens? Sin asegurar nada, tanto Lindelof como Scott han asegurado que no serán Aliens lo que persiga a los tripulantes de la Prometheus, pero quizá veamos algo de ello en los minutos finales: "No queríamos hacer algo que ya se ha visto en múltiples películas, videojuegos y otros productos de ficción", asegura Lindelof. "Pero, al mismo tiempo, si vas a un concierto de los Rolling Stones, más vale que toquen Sympathy for the devil. Esperas que lo dejen para los bises y... Mejor, dejémoslo así".

Bueno, queda claro, ¿no?  Algo tiene que salir del pecho del Space Jockey. Algo tiene que dejar todos esos huevos abandonados a su alrededor. Así que, citando el final del artículo de Empire, "al final una vieja, babasa y conocida silueta aparecerá en pantalla. Y, seamos francos. Por eso estamos aquí"



4 comentarios:

J.J. González Haro dijo...

Que ganas dios mío.... Y que buen post

Sergio Reina dijo...

Joer¡¡¡¡ Para morderse las uñas¡¡¡¡

Diego Sánchez dijo...

Gracias por los comentarios!!!

Entre Nolan y Scott, menudo verano nos espera....

conceptronic acme dijo...

La película tiene buena pinta, espero que no defraude, saludos